martes, 12 de enero de 2016

Verdades que no son… pero incomodan.

Por Wilder Bautista (GT)

Hoy me duermo amargo, agrio de tanta apatía latente a mí alrededor y de la cual también soy parte, cansado de escuchar que la culpa de todos nuestros males está en el gobierno, en el sistema, en los políticos, y obviar de manera tan simple y vaga esa responsabilidad que nos atañe como ciudadanos. Estoy harto de los discursos sindicalistas que claman por  empatía y apoyo mientras son parte y culpables de nuestros grandes males, de esos discursos que dicen pestes del gobierno mientras solapan y son parásitos del mismo, de sus ridículas líneas de negociación en pro del bien común cuando concluyen con la satisfacción de intereses personales.

Debo de sentirme orgulloso del inicio de nuestra segunda primavera, “decían…” en ese tiempo donde salimos a las calles a exclamar y reclamar lo que por derecho “nos correspondía”. Pero, ¿qué nos corresponde y quien es el que lo otorga? La declaración de los derechos humanos establece elementos prioritarios como ideal común entre los que se puede mencionar la salud, ese elemento que me enseñaron a exigir pero nunca a preguntar quién lo daba, y es que, para intereses individuales ¡poco interesa!

Exigimos pero poco damos, aprendemos y enseñamos el derecho pero nos da amnesia de las obligaciones, pedimos a gritos más salud pero son nuestros actos directos e indirectos los que nos enferman. Para empezar, en el imaginario social, ese concepto de salud está tan errado como el trabajo del Parlamento Centroamericano. Estar bien se traduce  en hospitales y tecnología a la vuelta de la esquina, cuando es responsabilidad propia mantenernos sanos. Que las muertes en las regiones pobres son culpa exclusiva de un sistema corrupto y de médicos mediocres que no atendieron a tiempo en los centros de asistencia públicos o por la falta de insumos. Todo lo anterior como verdad absoluta, obvia la responsabilidad social e individual y nos hace víctimas de los gobiernos, las políticas y las leyes pese a que también somos culpables de ellos.

¿Qué pasa si propongo más impuestos, más reglamentos, más sanciones, más responsabilidad individual que estatal, más obligación social y colectiva que gubernamental? Podría parecer que este es uno de los tantos discursos capitalistas, excluyentes, individualistas e incluso neoliberalita, pero quizá tenga un sentido más social y sostenible del que pareciera. 

Sin ánimo de acusar o hacer alarde de sotanas que no me pertenece, quiero hacer alusión a algo tan básico como la atención en salud. Es tan redundante citar lo mal que estamos o los casos de corrupción que existen[1][2][3] que de paso está mencionar, es con lo que hacen dinero los medios periodísticos amarillistas.  Por tanto, tomaré este espacio para mencionar temas poco abordados pero de vital importancia en este sistema sanitario.

Alguna vez leí la expresión: “Nuestro mayor problema no es lo que sabemos, sino lo que damos por cierto, pero que no lo es”. Queda claro que esta frase servirá de base para los siguientes argumentos.  

En años como estos donde mensualmente se padece del desabastecimiento de los hospitales[4][5] salimos con pancartas exigiéndole al estado que cumpla con la gratuidad de los servicios, pero ¿son realmente gratuitos? Llegamos a asumir que el lema de que la educación es laica, gratuita y obligatoria también se aplica para la salud, cuando legalmente no se estipula esto, es más, se determina que el responsable directo de la salud es la persona misma y no el estado[6].

Me pregunto ¿qué tipo de abastecimiento y atención esperamos si las personas del sector económico  informal que pagan solo ciertos impuestos ascienden a más del 70%[7] Pero hasta el 90% de la población usa los servicios? Cabe destacar que este mismo sector es el que más utiliza los servicios sanitarios pese a que aportan menos. ¿Es entonces equitativo y justo? Dirán que es culpa del sistema la falta de oportunidades y que debe equilibrarse brindando estas como medio de compensación. En la última década hemos actuado bajo esta premisa de acercar los servicios sanitarios además de otorgar gratuidad a las poblaciones pobres y desatendidas, el resultado es una masa de personas dependientes del estado, y este último como una figura paternalista que les quita responsabilidades a las personas. Pero es esta misma población la que rechaza las medidas preventivas y exige las curativas pese a que no está dispuesta a aportar dinero. Es decir, no hacen mayores esfuerzos por cuidarse pero en las protestas gritan fervientemente que el gobierno debe pagar por su salud, lo cual se resume en que  alguien más debe pagar por esto. Explicado de otra manera, si dos personas pagan una misma cuota de seguro social y uno de estos individuos bebe, toma y come en exceso, seguramente se usará el dinero de varios para curarlo. Además, ¿qué sucede con las madres que se niegan a recibir cuidados prenatales pero luego exigen una unidad de cuidados intensivos con muchos insumos para atender la complicación producto de su misma negligencia al no querer atención inicial? O ¿qué pasa con las madres que niegan los programas de vacunación preventivos a los recién nacidos pero luego reclaman por la carencia de unidades especializadas para atender neumonías complicadas? O las personas que no usan cinturón o un caso al conducir y que por su propia imprudencia el estado debe gastarse los recursos de otras personas en ellos.  

¿Qué pasaría si se impusieran cuotas tributarias para que el 100% de la población pagara por su salud aunque fuera una cuota mínima? No bastaría mucho para ver como los sindicatos argumentan la privatización de la salud o como la población se niega a pagar el 2% de su ingreso mensual pese a que están dispuestos a pagar hasta el 80% del mismo en centro privados. Y es que, somos felices y estamos tranquilos mientras algo es gratuito, pero la gratuidad es tan solo una mera ilusión porque alguien más paga por ello. No estoy en contra de la atención universal ni el bajo costo de los servicios que los hagan accesibles, pero si estoy en total desacuerdo con esas actitudes y acciones que nos exonere de responsabilidad innata y de las cuales depende la sostenibilidad de un sistema que está colapsado por nuestra propia culpa, ya sea por la omisión de nuestras contribuciones o por la sobrecarga innecesaria que tan solo es producto de nuestras caprichosas e irresponsables decisiones.



[1] "Ministro de Salud habilita número para denuncias de ..." 2015. 4 Jan. 2016 <http://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/ministro-de-salud-habilita-numero-para-denuncias-de-corrupcion>
[2] "Renuncia ministro de Salud de Guatemala en medio de ..." 2015. 4 Jan. 2016 <http://www.laprensagrafica.com/2015/08/24/renuncia-ministro-de-salud-de-guatemala-en-medio-de-crisis-por-corrupcion>
[3] "Ministro señala que hay evidencia de corrupción en ..." 2014. 4 Jan. 2016 <http://lahora.gt/ministro-senala-que-hay-evidencia-de-corrupcion-en-ministerio-de-salud/>
[4] "Persiste caos y desabastecimiento en el Hospital San Juan ..." 2015. 5 Jan. 2016 <http://lahora.gt/persiste-caos-y-desabastecimiento-en-el-hospital-san-juan-de-dios/>
[5] "La crisis hospitalaria se vive sin medicamentos ni insumos ..." 2015. 5 Jan. 2016 <http://lahora.gt/la-crisis-hospitalaria-se-vive-sin-medicamentos-ni-insumos/>
[7] "Guatemala tiene uno de los índices más elevados en ..." 2013. 5 Jan. 2016 <http://www.soy502.com/articulo/guatemala-tiene-una-de-las-tasa-de-informalidad-mas-elevadas>