Por Wilder Bautista (GT)
Hoy me duermo amargo, agrio de
tanta apatía latente a mí alrededor y de la cual también soy parte, cansado de
escuchar que la culpa de todos nuestros males está en el gobierno, en el
sistema, en los políticos, y obviar de manera tan simple y vaga esa
responsabilidad que nos atañe como ciudadanos. Estoy harto de los discursos
sindicalistas que claman por empatía y
apoyo mientras son parte y culpables de nuestros grandes males, de esos
discursos que dicen pestes del gobierno mientras solapan y son parásitos del
mismo, de sus ridículas líneas de negociación en pro del bien común cuando
concluyen con la satisfacción de intereses personales.
Debo de sentirme orgulloso del
inicio de nuestra segunda primavera, “decían…” en ese tiempo donde salimos a
las calles a exclamar y reclamar lo que por derecho “nos correspondía”. Pero, ¿qué
nos corresponde y quien es el que lo otorga? La declaración de los derechos
humanos establece elementos prioritarios como ideal común entre los que se
puede mencionar la salud, ese elemento que me enseñaron a exigir pero nunca a
preguntar quién lo daba, y es que, para intereses individuales ¡poco interesa!
Exigimos pero poco damos,
aprendemos y enseñamos el derecho pero nos da amnesia de las obligaciones,
pedimos a gritos más salud pero son nuestros actos directos e indirectos los
que nos enferman. Para empezar, en el imaginario social, ese concepto de salud
está tan errado como el trabajo del Parlamento Centroamericano. Estar bien se
traduce en hospitales y tecnología a la
vuelta de la esquina, cuando es responsabilidad propia mantenernos sanos. Que
las muertes en las regiones pobres son culpa exclusiva de un sistema corrupto y
de médicos mediocres que no atendieron a tiempo en los centros de asistencia públicos
o por la falta de insumos. Todo lo anterior como verdad absoluta, obvia la
responsabilidad social e individual y nos hace víctimas de los gobiernos, las políticas
y las leyes pese a que también somos culpables de ellos.
¿Qué pasa si propongo más
impuestos, más reglamentos, más sanciones, más responsabilidad individual que
estatal, más obligación social y colectiva que gubernamental? Podría parecer
que este es uno de los tantos discursos capitalistas, excluyentes,
individualistas e incluso neoliberalita, pero quizá tenga un sentido más social
y sostenible del que pareciera.
Sin ánimo de acusar o hacer alarde
de sotanas que no me pertenece, quiero hacer alusión a algo tan básico como la atención
en salud. Es tan redundante citar lo mal que estamos o los casos de corrupción
que existen[1][2][3]
que de paso está mencionar, es con lo que hacen dinero los medios periodísticos
amarillistas. Por tanto, tomaré este
espacio para mencionar temas poco abordados pero de vital importancia en este
sistema sanitario.
Alguna vez leí la expresión:
“Nuestro mayor problema no es lo que sabemos, sino lo que damos por cierto,
pero que no lo es”. Queda claro que esta frase servirá de base para los
siguientes argumentos.
En años como estos donde
mensualmente se padece del desabastecimiento de los hospitales[4][5]
salimos con pancartas exigiéndole al estado que cumpla con la gratuidad de los
servicios, pero ¿son realmente gratuitos? Llegamos a asumir que el lema de que
la educación es laica, gratuita y obligatoria también se aplica para la salud,
cuando legalmente no se estipula esto, es más, se determina que el responsable
directo de la salud es la persona misma y no el estado[6].
Me pregunto ¿qué tipo de
abastecimiento y atención esperamos si las personas del sector económico informal que pagan solo ciertos impuestos
ascienden a más del 70%[7]
Pero hasta el 90% de la población usa los servicios? Cabe destacar que este
mismo sector es el que más utiliza los servicios sanitarios pese a que aportan
menos. ¿Es entonces equitativo y justo? Dirán que es culpa del sistema la falta
de oportunidades y que debe equilibrarse brindando estas como medio de
compensación. En la última década hemos actuado bajo esta premisa de acercar
los servicios sanitarios además de otorgar gratuidad a las poblaciones pobres y
desatendidas, el resultado es una masa de personas dependientes del estado, y
este último como una figura paternalista que les quita responsabilidades a las
personas. Pero es esta misma población la que rechaza las medidas preventivas y
exige las curativas pese a que no está dispuesta a aportar dinero. Es decir, no
hacen mayores esfuerzos por cuidarse pero en las protestas gritan fervientemente
que el gobierno debe pagar por su salud, lo cual se resume en que alguien más debe pagar por esto. Explicado de
otra manera, si dos personas pagan una misma cuota de seguro social y uno de
estos individuos bebe, toma y come en exceso, seguramente se usará el dinero de
varios para curarlo. Además, ¿qué sucede con las madres que se niegan a recibir
cuidados prenatales pero luego exigen una unidad de cuidados intensivos con
muchos insumos para atender la complicación producto de su misma negligencia al
no querer atención inicial? O ¿qué pasa con las madres que niegan los programas
de vacunación preventivos a los recién nacidos pero luego reclaman por la
carencia de unidades especializadas para atender neumonías complicadas? O las
personas que no usan cinturón o un caso al conducir y que por su propia
imprudencia el estado debe gastarse los recursos de otras personas en
ellos.
¿Qué pasaría si se impusieran
cuotas tributarias para que el 100% de la población pagara por su salud aunque
fuera una cuota mínima? No bastaría mucho para ver como los sindicatos
argumentan la privatización de la salud o como la población se niega a pagar el
2% de su ingreso mensual pese a que están dispuestos a pagar hasta el 80% del
mismo en centro privados. Y es que, somos felices y estamos tranquilos mientras
algo es gratuito, pero la gratuidad es tan solo una mera ilusión porque alguien
más paga por ello. No estoy en contra de la atención universal ni el bajo costo
de los servicios que los hagan accesibles, pero si estoy en total desacuerdo
con esas actitudes y acciones que nos exonere de responsabilidad innata y de
las cuales depende la sostenibilidad de un sistema que está colapsado por
nuestra propia culpa, ya sea por la omisión de nuestras contribuciones o por la
sobrecarga innecesaria que tan solo es producto de nuestras caprichosas e
irresponsables decisiones.
[1]
"Ministro de Salud habilita número para denuncias de ..." 2015. 4 Jan. 2016 <http://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/ministro-de-salud-habilita-numero-para-denuncias-de-corrupcion>
[2]
"Renuncia ministro de Salud de Guatemala en medio de ..." 2015. 4 Jan. 2016 <http://www.laprensagrafica.com/2015/08/24/renuncia-ministro-de-salud-de-guatemala-en-medio-de-crisis-por-corrupcion>
[3]
"Ministro señala que hay evidencia de corrupción en ..." 2014. 4 Jan. 2016 <http://lahora.gt/ministro-senala-que-hay-evidencia-de-corrupcion-en-ministerio-de-salud/>
[4]
"Persiste caos y desabastecimiento en el Hospital San Juan ..." 2015. 5 Jan. 2016 <http://lahora.gt/persiste-caos-y-desabastecimiento-en-el-hospital-san-juan-de-dios/>
[5]
"La crisis hospitalaria se vive sin medicamentos ni insumos ..." 2015. 5 Jan. 2016 <http://lahora.gt/la-crisis-hospitalaria-se-vive-sin-medicamentos-ni-insumos/>
[6]
"CÓDIGO DE SALUD." 2010. 5 Jan. 2016 <http://www.iadb.org/Research/legislacionindigena/leyn/docs/GUA-Decreto-90-97-Codigo-Salud.htm>
[7]
"Guatemala tiene uno de los índices más elevados en ..." 2013. 5 Jan. 2016 <http://www.soy502.com/articulo/guatemala-tiene-una-de-las-tasa-de-informalidad-mas-elevadas>